Los niños tienen interés por el mundo que les rodea desde muy pequeños. Ya sea un sonido particular, la forma de un objeto o el tacto de otro… ¡los niños son curiosos!
Seguro que más de una vez has visto a tu hijo o hija llevarse los juguetes y otros objetos a la boca, ¿a qué sí? Es algo normal en los niños, están explorando y descubriendo su entorno.
Aunque sea natural no significa que dejes que lo hagan sin supervisión o sin ayuda, y ahí es donde entra la educación sensorial.
¿Qué es la educación sensorial?
Los niños y niñas en su etapa más temprana son como una esponja. Absorben todos los estímulos a los que se ven sometidos directa o indirectamente. Es decir, están en constante aprendizaje.
Por este motivo la educación sensorial es una opción a tener en cuenta para tu hijo. La educación sensorial consiste en ofrecer al niño estímulos para los sentidos de una forma controlada.
Vale, puede que lo hayas entendido, pero sigas sin tener claro su utilidad. ¡Sigue leyendo, que ahora te lo explico!
¿Para qué sirve la educación sensorial?
El propósito y fin de la estimulación sensorial es que el niño adquiera información clara, consciente, y pueda luego hacer clasificaciones en su entorno. El niño estudia el entorno que le rodea a través de sus sentidos para poder comprenderlo.
Para este desarrollo sensorial existen juguetes y materiales específicos para ayudar al niño a interactuar con su entorno.
¡Piensa en los niños como si fueran científicos! A través de la experimentación reciben unos resultados que utilizan para clasificar la realidad.
Existen ejercicios sensoriales diseñados por María Montessori —aquí puedes leer más sobre la biografía de María Montessori— para cubrir todas las cualidades que pueden ser percibidas por los sentidos.
Por tanto, con estos materiales se trabajan elementos como el tamaño, forma, composición, textura, volumen, peso, temperatura…
Todo esto puede sonar complejo, pero nada más lejos de la realidad, son materiales muy sencillos. ¡Al fin y al cabo siguen siendo niños!
La estimulación sensorial está cobrando cada vez más importancia en la educación infantil, y muchas guarderías y colegios integran este tipo de actividades en su día a día.
Juegos sensoriales para bebés
Aunque la idea de base es la misma hay que adaptarlo a la edad del pequeño. Por ejemplo, siendo bebés lo normal es utilizar materiales blandos y grandes para evitar que puedan atragantarse.
¡Hay un montón de actividades sensoriales para hacer!
El cómo ven los bebés es algo a tener en cuenta a la hora de realizar estas actividades sensoriales, ya que en sus primeros meses no tienen una capacidad de visión muy desarrollada.
Sin embargo, el sentido del tacto si está más avanzado y es la mejor opción para empezar a trabajar.
Clementoni tiene un tapete sensorial con ocho placas blandas (son como baldosas de goma) de diferentes formas. La idea es que el bebé toque y pise estas placas y note las diferencias entre ellas.
A medida que crece y desarrolla sus sentidos, también aprenderá a encajar las piezas —son de un tamaño bastante grande— que vienen incluidas.
Además, como son varias placas puedes crear un circuito de estimulación sensorial para que el bebé experimente.
Este es solo un ejemplo para trabajar el tacto, ¡pero puedes estimular todos sus sentidos!
El oído es otro sentido con muchas posibilidades y diferentes complejidades. ¡Desde el momento que le hablas a tu bebé ya estás estimulándolo!
Actividades sensoriales para niños
A medida que crecen, la curiosidad de los niños aumenta, pero también sus capacidades psicomotrices y motoras. En otras palabras, ¡que no paran quietos!
Por eso debes seguir educando sus sentidos con actividades más complejas y juguetes especiales. Aprender está bien, pero si lo hace mientras se divierte, es mucho mejor.
Una opción que suele funcionar son los juguetes de trenes, como el circuito de tren sensorial de Hape. Cuenta con varias pistas de colores muy vivos y variados, algo que sirve para estimular la vista.
Pero lo interesante es que el propio circuito tiene un xilófono integrado y, ojo, ¡cuando pasa el tren emite sonidos!
Otra buena alternativa nos la ofrece Haba, que tiene en su catálogo juguetes sensoriales muy completos, como El mundo de los sentidos, un juego diseñado para estimular los cinco sentidos.
Incluso hay quienes combinan la educación sensorial con el aprendizaje más tradicional. ¿El resultado? Una pizarra magnética para tiza y marcador con caja de arena.
Puedes escribir letras o dibujar formas en la pizarra para que el niño o niña las replique en el cajón de arena con los dedos.
Otro de los juguetes más comunes para la estimulación sensorial son las cajas de los sentidos, en las que hay piezas con formas diferentes y, mediante el tacto, los pequeños de la casa tienen que reconocer los objetos.
Hay un montón de juguetes sensoriales y todos sirven, lo único que debes tener en cuenta es la edad recomendada y, sobre todo, que en la variedad está el gusto.
Incluso hay muchas actividades relacionadas con la estimulación sensorial que puedes hacer tú mismo en casa… ¡pero eso lo dejamos para otro día!