Empezamos aquí una serie de publicaciones que pretenden guiar en los primeros pasos de los aficionados que deciden comenzar en este apasionante mundo del modelismo ferroviario. El objetivo es aportar la información necesaria para que el aficionado pueda tomar las decisiones correctas y aclarar las principales dudas que muchas veces se nos plantean.
Los trenes en miniatura
Para la mayoría de personas ajenas al mundo del modelismo, los trenes a en miniatura son un juguete de niños al que a veces juegan algunos mayores… ¡Nada más lejos de la realidad! El modelismo ferroviario es un hobby técnico destinado a un público adulto, claramente diferenciado de los trenes de juguete diseñados para el público infantil.
El modelismo ferroviario es de hecho uno de los pilares históricos del Hobby o juguete técnico, y podría decirse que tiene dos facetas que cada aficionado conjuga de la forma que estima conveniente: coleccionismo y modelismo.
Los aficionados son, en mayor o menor medida, coleccionistas de modelos de tren a escala. Estos modelos pueden ser construidos artesanalmente o, en la mayoría de los casos actualmente, fabricados en procesos industriales y distribuidos comercialmente. Un modelo de tren a escala puede llegar a ser una auténtica obra de arte, tanto a nivel estético como mecánico, requiriendo en su fabricación de soluciones tecnológicas realmente sofisticadas. Cuando alguien ajeno a este “mundillo” ve una de estas piezas en funcionamiento, lo más habitual es que se quede sorprendido y deje de pensar que es un juguete para niños…
Por otro lado, la esencia del modelismo ferroviario es ver los trenes en funcionamiento en un entorno realista, por lo que el objetivo final de muchos aficionados es reproducir lo más fielmente posible la realidad en miniatura. Es el modelismo más puro, sin límites, se puede llegar hasta dónde se quiera llegar… y las variables espacio y tiempo nos dejen, claro.
Existe una extendida creencia de que el modelismo ferroviario es un hobby caro y elitista, pero esta es una afirmación que precisa de un matiz. En lo que gran parte de los aficionados destinan la mayor cantidad de recursos económicos es en mantener y ampliar una extensa colección de trenes en miniatura (la parte “coleccionista” del hobby). No es necesario en absoluto tener una enorme colección de locomotoras y vagones de las mejores marcas para poder disfrutar plenamente de este hobby. Muchos aficionados pasan horas y horas detallando un pequeño rincón de una maqueta o disfrutan construyendo un edifico, en muchos casos con materiales baratos o reciclados (la parte “modelística” del hobby).
La fabricación de una maqueta detallada y realista, incluso de un tamaño modesto, requiere de tiempo (pero no necesariamente de mucho dinero) y permite desarrollar un gran número de habilidades y conocimientos. Desde el planteamiento inicial pasando por el diseño y la ejecución, el modelismo ferroviario fomenta la imaginación, la paciencia, la perseverancia, el gusto por el detalle y (como no) los paseos por la naturaleza y la observación de la realidad. Además aporta la infinita satisfacción y orgullo del trabajo hecho por uno mismo y de la mejora de las habilidades de cada uno.
Aunque es cierto que se trata de un hobby técnico, en los comienzos solamente hay un puñado de cosas realmente importantes que debemos tener en cuenta. ¡Las cuestiones más técnicas podemos pasarlas por alto de momento!
De los temas más importantes que debemos decidir nada más empezar en este apasionante mundo del modelismo ferroviario hay dos por encima de todo: Escala y sistema de control. Esto determinará el rumbo de nuestra futura afición.
La lectura de revistas, bibliografía y webs especializadas, así como acudir a encuentros de aficionados es sin duda un primer paso muy recomendable.
¡Hay un apasionante mundo en miniatura por descubrir!
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