Por fin los niños dormidos, y los padres tomándonos un merecido descanso… suena bien, ¿verdad?
Cuando son bebés no hay mayor placer que verles dormir ¿a que sí?, qué tranquilitos y qué muecas hacen…que si una sonrisita, que si ponen morritos… vamos, que se nos cae la baba a todos.
¿Pero sabes en realidad con qué sueñan?, o mejor dicho… ¿los bebés sueñan? Según algunos científicos los bebés podrían empezar a soñar incluso en el útero, pero según la Asociación Española de Psiquiatría del Niño no es hasta los 18 meses cuándo se detecta actividad cerebral mientras sueñan.
Lo que es mucho más complicado por no decir imposible es conocer el contenido de los sueños, ya que al no poder hablar no nos lo pueden contar. Podemos intuir por sus caritas si lo que están soñando es agradable o por lo contrario les inquieta, pero no es hasta los 3 ó 4 años cuándo el niño puede llegar a distinguir y verbalizar lo que ha soñado.
Posiblemente cuando son bebés no nos preocupa tanto el qué están soñando, sino más bien el cómo dormir a un bebé, de esto también hicimos un artículo en el que te doy algunas ideas, ¡te invito a que le eches un ojo!
¿Cómo de profundo es su sueño?
Los niños tienen dos capacidades que me asombran… O están tan dormidos que les puedes llevar de un lado a otro sin que se enteren…o que cuando tu más cansada estás, ellos son capaces de despertarse con un mínimo ruido. Seguro que a ti también te ha pasado.
Vamos a intentar entender un poco los niveles de sueño.
El sueño tiene dos fases REM Y NO REM, en esto somos iguales los adultos, pero hay una gran diferencia, los bebés hasta los 18 meses aproximadamente tienen una fase REM mucho más larga que los adultos. La fase REM desempeña una labor específica en el desarrollo y el aprendizaje, es decir una especie de refuerzo de lo vivido por el día, como si estuvieran repasando lo aprendido.
Por lo tanto, es normal que sea más larga que la de los adultos, ya que necesitan más tiempo para organizar toda la información nueva (que es mucha). Esta etapa es la del sueño profundo.
Seguro que en alguna ocasión has escuchado a tu hijo mientras duerme hablar de algo que ha vivido ese día. Mi hija, por ejemplo, el día de reyes mientras soñaba decía… ¡que ya vienen! ¡que ya vienen! Supongo que se referiría a los reyes en el momento de la cabalgata. Su cerebro lo está interiorizando y procesando de nuevo.
No es hasta los 5-6 años cuándo la fase REM del sueño se equipará en tiempo aproximado a la de los adultos. Y sus sueños ya no están tan ligados a la interiorización y aprendizaje. Es decir, la fase del sueño profundo se acorta.
Los terrores nocturnos.
Primero, si tu hijo es aún un bebé no tienes que preocuparte de los terrores nocturnos, ya que estos no suelen ocurrir hasta los 3-4 años.
Si tienes hijos a partir de estas edades es importante saber diferenciar un terror nocturno de una pesadilla.
Yo que he vivido los terrores nocturnos de mi hijo te voy a contar un poco las diferencias. Después de leer mucho, hablar con el médico y pasar una etapa muy preocupada por esto, cada vez veo más claras las diferencias, porque ahora tiene pesadillas pero anteriormente fueron terrores nocturnos.
Mi hijo a partir de los 3 añitos empezó a despertarse muy agitado, solía pegar un grito de pavor (literalmente de pavor). A nosotros como padres nos ponía horriblemente nerviosos, y cuando íbamos a ver qué le pasaba, él siempre estaba sentado en la cama llorando, y muy asustado.
Mi hijo raramente nos hablaba, nosotros le preguntábamos y no nos hablaba, pero sí que tenía los ojos abiertos… era una especia de sonambulismo mezclado con pesadillas.
Una de las características principales es que de las pesadillas se suelen acordar, en cambio de estos episodios no suelen acordarse de nada al día siguiente. Nosotros no entendíamos nada… ¿cómo es posible que después de estar 10 minutos hablando con él y relajándole no se acordará de nada?
También estos episodios suelen estar ligados a la parte genética, si hay alguien en la familia cercana que los ha sufrido, o que sea sonámbulo, es probable que tu hijo pueda tener algunos episodios, pero no te preocupes, mientras no sean tan continuos como para que tu hijo se levante cansado y no descanse lo suficiente, son etapas que se suelen pasar.
Un dato curioso es que según varios estudios hay muchas más probabilidades de sufrirlo en niños que en niñas.
Pautas para evitar los terrores nocturnos
No siempre se pueden evitar, pero sí intentar tener en cuenta una serie de factores que pueden favorecerlos.
- Exceso de cansancio: Intenta que el niño no llegue tan cansado a la hora de acostarle, plantéate acostarle antes o que eche una pequeña siesta después de comer.
- Evitar pantallas: Intentar que por lo menos una o dos horas antes de acostarse no vea ni la tele, ni tablets, ni ordenador, etc.
- Barriga llena: No ir a la cama recién cenados, dejar que se repose un poco la comida antes de irse a dormir.
- Nuevo medicamento: Si el niño está tomando un nuevo medicamento puede ser esa la causa de los terrores nocturnos, en este caso comentar al pediatra.
- Estrés o cambios sociales o emocionales: Puede ser también una causa, algo que está viviendo el niño algún cambio que le provoque estrés o inseguridad. En mi caso, vino una nueva hermanita… justo en el artículo anterior hablamos de cómo afrontar la llegada de un nuevo hermanito o hermanita.
En definitiva, es difícil saber con lo que sueñan los bebés, no tanto los niños. Como padres nos gustaría que todo con lo que soñarán nuestros hijos fueran buenos momentos, está claro, pero el sueño es muy difícil de pronosticar y, al igual que los adultos, también tendrán pesadillas, noches buenas, y noches no tan buenas…